A veces me digo a mí misma que no
quiero enamorarme, que no creo en el amor y que el que es de verdad sólo está
en las películas. Y como veis, a veces trato de engañarme a mí misma.
Quiero enloquecer y hacer locuras
por alguien. Quiero sonreír hasta que me duelan las mejillas y llorar de
felicidad hasta quedarme sin lágrimas. Quiero tener días buenos, días muy
buenos y días fantásticos (y también alguno que otro malo que nos enseñe a
valorar el resto). Quiero cumplir mis sueños y tener alguien con quien
compartirlos pero también poder ayudar a alguien a lograr los suyos. Quiero
llenar albumen imaginarios o de papel. Quiero alguien con el que las distancias
cuando estemos solos sean eternas. Quiero ser amiga pero también amante. Quiero
aprender y descubrir juntos. Quiero encontrarle sentido a la palabra felicidad.
Quiero todas esas cosas y muchas,
muchas más pero hay cosas que no quiero. No quiero ser la mitad de nadie porque
estamos hechos enteros sin necesidad de que nadie nos complete. No quiero
sentirme incompleta hasta que aparezca una persona. No necesito sentir que no
puedo hacer las cosas yo sola o saber que necesito a alguien hasta para
respirar. No quiero dejar los amigos a un lado por un amor caprichoso, celoso y
tonto. No quiero amar o que me amen de manera dañina. No quiero apartar mis
sueños. No, no quiero.
Quiero querer y amar pero de la
manera más pura, sincera, amable y buena. Y sobre todo quiero ser
correspondida
No hay comentarios:
Publicar un comentario