Te quiero.



Me sé cada una de sus sonrisas, la que usa después de decir a alguien algo bonito, la que tiene para aliviar los silencios incómodos y aquella que utiliza cuando algo le ha echo gracia de verdad. Además cuando le miro a los ojos puedo saber como se siente. Sé que le brillan los ojos cuando está feliz, que la vena de su cuello se le hincha cuando está enfadado y que sus manos y sus piernas pareces colibrís moviéndose sin parar cuando esta nervioso. También sé que usa la ironía o contesta a una pregunta con otra, como método de autodefensa para evitar que le hagan daño (otra vez). Pero a pesar de conocerle bien, no me canso de mirarle y de aprender de él porque la monotonía a su lado no existe. Porque solamente él puede hacer que cada 'Te quiero' sea como el primero y que las mariposas de mi estomago no estén quietan ni un solo minuto. Y ¿ sabéis que más sé? Sé que no me importaría pasarme el resto de mi vida a su lado.

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