Mejor en presente.



Lo fácil que resulta esconderse entre el pasado y que él sea tu escudo en la batalla contra la realidad es proporcional al duro golpe que llevarás cuando te des de frente contra ella. Porque sí, vivir de recuerdos puede ser maravilloso, al menos al principio, pero no puede durar para siempre y cuando te encuentras con la maravillosa (y nótese la ironía) realidad  te metes tal hostia que después levantarse es mucho más difícil y para cuando lo consigues todo ha cambiado y estas totalmente perdida.

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