“Nadie” es una palabra que
siempre ha ido pegada a mi vida. Nunca he sido, no soy y no sé si algún día
dejaré de ser nadie. Todas las palabras que yo pronuncio, todos los textos que
puedo escribir o incluso todos mis pensamientos están destinados a perderse en
el abismo.
Supongo que cuando la luz de mis
ojos se apaguen pocas personas serán capaces de mantenerme viva en su memoria.
Es comprensible, nunca he sido especial y he perdido toda esperanza de llegar a
serlo. Tal vez si tuviese algo para impresionar las cosas serían diferentes
pero por suerte o por desgracia, no lo tengo. Lo bueno de no ser recordado por
más tiempo de lo normal es que al igual que olvidan tus hazañas, olvidarán
todos los errores que cometa – aunque estos sean más fáciles de recordar -.
Siempre he creído que nunca se
debe tener miedo a la muerte porque antes o después todos recibimos su visita y
acabamos convirtiéndonos en nada, en polvo ceniza. Vinimos al mundo siendo nada
y nos vamos siendo aún menos. Por eso, no importa demasiado que yo no sea nadie
porque al final acabaré en el mismo lugar que las personas más brillantes que
han pisado la tierra.
¿De qué sirve el dinero, la avaricia, el egoísmo…?
Por supuesto no hablo de que no necesitemos dinero para vivir porque es obvio
que necesitamos alimentarnos y cubrir las necesidades básicas, hablo de la
importancia de tener un coche de último modelo con trescientas características que
no necesitas y que no van a cambiar tu vida para bien. Hablo también de la
necesidad de verte crecer cada día más a costa de que cientos de personas
pierdan todo lo que tienen. ¿Realmente
merece la pena? ¿Merece estar lleno de riqueza si estas pobre de sentimientos?
¿Merece la pena olvidar lazos como la amistad, la familia o el amor por cuatro
tristes trozos de papel con un número pintado? Desde mi humilde punto de vista,
creo que no y es por eso por lo que poco
me preocupa haber sido, ser o llegar a ser alguien. Prefiero no ser nadie y tener
sentimientos, a ser alguien sin remordimientos que no puede ver más allá de
todo el egoísmo que le corroe por dentro.
Una bonita reflexión, que me hubiese gustado más si hubieses omitido ese primer párrafo. No te des jamás por vencida al principio del camino, estoy segura de que aún te quedan maravillosas experiencias por vivir, y estoy aun más segura de que ese talento que tan a la vista está será recompensado.
ResponderEliminarSigue así pequeña, y ya sabes: hasta que seas una periodista famosa siempre tendrás en mí a tu primer fan.
Hacía mucho que no me pasaba a leerte, y cuánto me arrepiento... Siempre es un placer.
ResponderEliminarY no te permito que digas que no eres nadie, eres alguien, el caso es cuántas personas se darán cuenta.
El objetivo es vivir felizmente y si ese bienestar te lo produce un coche, adelante ¿no? Pero en parte también estoy de acuerdo contigo: es mejor que esa felicidad venga de algo más puro y menos materialista.
Me ha encantado.
Concuerdo con lo que expresás en el último párrafo. Pero justamente por haber sentido, ya sos alguien. Y te seguro que desde el momento que creaste un espacio tan bonito para dejar tu rastro, sos alguien muy especial.
ResponderEliminarMe encantó tu blog, te sigo.
Un abrazo grande!