Querida "Yo"...




Querida “Yo” a los tres años: Haz caso a la profesora y no te salgas de los bordes. Aprenderás a pintar decentemente aunque lo de dibujar ya es otro caso. Papá te lo agradecerá cuando le hagas dibujos por el día del Padre.

Querida “Yo” a los seis años: Empiezas una nueva etapa. No hables tanto en clase, te ahorrarás unas cuantas collejas y unos cuantos castigos que descontar números infinitos en el recreo no mola. Lo de poner chinchetas en la silla de la profesora no fue una gran idea.

Querida “Yo” a los ocho años: Haz los deberes de matemáticas y no finjas tanto dolores de barriga para que no te los pidan, al final, dejarán de creerte y esfuérzate más en educación física. No seas tan chivata. Te acabará trayendo problemas.

Querida “Yo” a los diez años: No te calles nunca y sobre todo, no dejes que nadie intente pasar por encima de ti. Y por cierto, no se juega con monedas alrededor de la boca que te la vas a acabar tragando.

Querida “Yo” a los doce años: Te toca decidir. Quédate y así el cambio lo harás con amigos de verdad. Juntos será más fácil acostumbraros. Y sigue practicando el inglés que ambas sabemos que te gusta.

Querida “Yo” a los trece años: El mismo cuento que hace cinco años pero haz los deberes de matemáticas. Nada de hacerlos en el autobús. Menos ordenador y más esforzarte. Estudia geografía y ponte las pilas con el inglés. ¡Ah! Y no copies en lengua.

Querida “Yo” a los catorce años: No tengas prisa. Que no sean más las ganas de encontrar a alguien que las de estar con ese alguien. Ten cuidado con hablar demasiado en clase no vaya a ser que te vayan a echar. Ten más cuidado con las llaves de casa que no ganas para todas las que pierdes.

Querida “Yo” a los quince años: Perdona. No vas a vivir con rencor siempre. Disfruta del viaje, conoce gente y sobre todo, aprende a reírte de ti misma. Deja de quejarte a cada momento. Y sé un poco más disimulada con física y química que se te ve el plumero.  Y al menos intenta hacer algo decente en plástica que parecen dibujos de una niña de seis años.

Querida “Yo” a los dieciséis años: Empieza a pensar qué quieres ser aunque ya lo tengas casi claro. No contestes tanto a tu padre y hazle caso en todo. No lleves la contraria. Aprovecha los viajes y no hables más de la cuenta porque podrás perder amigos a causa de ello.

Querida “Yo” a los diecisiete años: Estudia más y deja de hacer el vago. Disfruta de tu viaje de estudios. No te lamentes. No hagas el imbécil por nadie. Deja de llorar por algo que es imposible y saca de tu vida a personas que no te merecen.
 
Querida “Yo” a los dieciocho años: Una vez más: Estudia. Es tu futuro lo que está en juego. Practica con las matemáticas y aprende a hacer sintaxis. Y sobre todo: repasa las provincias de España. Aprovecha ese verano será el más largo de tu vida. Celebra los dieciocho bien celebrados que te los mereces más que nadie.  Deja de buscar defectos y busca virtudes. Aprende a olvidar y empieza a vivir. No tengas miedo con las decisiones. No persigas tus sueños si crees que eso te hará perder otras cosas pero recuerda que los trenes sólo pasan una vez.

Querida “Yo” a los diecinueve años: Toma decisiones correctamente y no dejes pasar tanto el tiempo. Aprovecha cada momento en casa y empieza a ordenar y a mantener ordenada tu habitación tanto como no lo has hecho todos estos años. Deja de pensar tanto y empieza a actuar. Atiende en clase y haz lo que te dicen. Empieza nuevos proyectos que te emocionarán. Pide perdón aunque no tengas la culpa y aprende a tragarte el orgullo.


Querida “Yo” a los veinte años: Olvida casi todo lo que te he dicho hasta ahora. Equivócate todas las veces que quieras, sueña alto, aprovecha, ríete, habla y grita hasta que el mundo te escuche. Pierde los trenes que haga falta porque si no ha pasado por tu estación pasará por otra y siempre puedes correr hasta pillarlo de nuevo. No dejes que nadie nunca te diga que debes hacer pero déjate aconsejar. No tengas miedo de nada. Las cosas pasan por algo siempre y si en un momento dado tienes que sacar a alguien de tu vida ten claro que será por motivos. Aprende a tranquilizarte o acabaras perjudicando a tu salud. Ríete frente al espejo cada mañana y quiérete más que a nadie porque eres como eres y así te van a querer. Pero sobre todo, sé feliz. No pienses si lo eres o no lo eres, simplemente sé feliz. Tienes unos amigos maravillosos y una familia que te quiere ¿Qué más quieres? Todo llegará. 

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